(Dios Madre)
Pregunta y Respuesta de la Biblia -1(1)
P. Hoy en día, las iglesias creen en Jesucristo. Sin
embargo, hace dos mil años cuando Jesús vino a esta tierra, ¿por qué la
gente no creyó en Él, sino que lo crucificaron?
R. Entre muchas razones por las que los judíos
rechazaron a Jesús hace dos mil años,
la principal razón fue que no
creían en las profecías de la Biblia (Jn. 5:46-47).
Jesús enseñó que lo
que da testimonio de que Él es Cristo, es la “Biblia”;
y también en el
Día de Resurrección dio testimonio de sí mismo a través de la “Biblia”
a
los discípulos que no estaban seguros de que Él era Cristo, de modo que
tuvieran
una firme convicción en su corazón (Jn. 5:39, Lc. 24:25-27,
32). Por eso, los apóstoles también testificaron que Jesús es el Cristo a
través de la Biblia (Hch. 17:2).
Los judíos no conocían
correctamente las profecías de la Biblia, ni las creían. Ellos
perseguían a Jesús debido a que solo creían en el Dios que ellos mismos
habían hecho con su idea fija, y porque no reconocían a Dios que había
venido en carne para salvar a los pecadores que eran esclavos de la
muerte (Jn. 15:18-21). Exteriormente, decían conocer y creer en Dios y
en la Biblia, pero en realidad no comprendían las profecías de la
Biblia, por lo que crucificaron a Cristo que había venido a salvarlos, y
pidieron voluntariamente sobre sí mismos la destrucción.
Otra
razón por la que los judíos rechazaron a Jesús era que solo miraban los
aspectos físicos de Cristo, no las profecías de la Biblia. Jesús dijo
que la Biblia da testimonio de Él, no su aspecto físico. Sin embargo,
los judíos rechazaron a Jesús criticando a su familia física, estilo de
vida y entorno.
La profecía de que Dios viene en la carne
Dios
nos enseñó a través de la Biblia que si vemos su aspecto físico, no
podemos recibir correctamente a Cristo, sino que tropezaremos y
caeremos. El profeta Isaías había profetizado claramente 700 años antes
que Jesús viniera a la tierra, que Cristo vendría como raíz de tierra
seca, que no habría parecer en Él, ni hermosura, que le veríamos, mas
sin atractivo para que le deseáramos.
Is. 53:2
“Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay
parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le
deseemos.”
A pesar de esta profecía, los judíos trataron
de reconocer a Cristo a través de su aspecto físico, y siendo así no
pudieron evitar tropezar.
Is. 8:13-15
“A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él
sea vuestro miedo. Entonces él será por santuario; pero a las dos casas
de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por
lazo y por red al morador de Jerusalén. Y muchos tropezarán entre
ellos, y caerán, y serán quebrantados; y se enredarán y serán
apresados.”
La razón por la que Dios será a las personas
por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por
red, y muchos caerán entre ellos, y serán quebrantados, es que Él viene a
la tierra en carne igual que nosotros (Is. 9:6). Para los que solo ven
el aspecto físico, y no las profecías de la Biblia, Cristo, que es el
fundamento y la preciosa piedra viva absolutamente necesaria para la
salvación, será piedra de tropiezo, y roca que hace caer.
1 P. 2:4-8
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres,
mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas,
sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por
lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la
principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él,
no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es
precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores
desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo; piedra de tropiezo, y
roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo
desobedientes; a lo cual fueron también destinados.”
Estilo de vida y entorno de Jesús
El
estilo de vida y entorno de Jesús hace dos mil años no eran bien vistos
por la gente de aquel entonces. Desde el punto de vista de las personas
de esos días, comer sin lavarse las manos era lo mismo que comer con
las manos sucias sin usar una cuchara
o un tenedor hoy en día. Sin
embargo,
Jesús lo hizo.
Lc. 11:37-38
“Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y
entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa. El fariseo, cuando lo
vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer.” Además,
los que andaban con Jesús eran publicanos, rameras, etc. En ese
momento, ser “publicano” era considerado como un trabajo despreciable en
la sociedad judía.
Era porque debido a que ellos recaudaban tributos
para el Imperio Romano, eran considerados peones del Imperio Romano. Sin
embargo, los pecadores como los publicanos y las rameras que eran
despreciadas en cualquier época, estaban junto a Jesús. E incluso Jesús
enseñó que los publicanos y las rameras irían al reino de
Dios delante
de los líderes religiosos, los hipócritas de entonces.
Lc. 15:1-2
“Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y
los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores
recibe, y con ellos come.” Mt. 21:31 “[…] Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.” Algunos rechazaron a Jesús poniendo a su familia física como tema de discusión.
Mt. 13:55-57
“¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus
hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con
nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? Y se
escandalizaban de él.” Jn. 6:42
“Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre
nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?” Algunas
otras personas sometían la región de residencia de Jesús a crítica. En
los tiempos de Jesús (en la época romana), Israel estaba dividido en
tres regiones: Judá, Samaria y Galilea. Entre las tres, Galilea que
estaba ubicada en el extremo norte de Israel, siempre había sufrido la
invasión de otras naciones de su alrededor, y como su ubicación limitaba
con las naciones gentiles, se manifestaba el color local de los
gentiles más que otras regiones.
Además, desde que Asiria ocupó
Galilea en el territorio norte de Israel y tomó cautivo al pueblo
alrededor del año 734 a. C, Galilea estuvo bajo el control de los
gentiles por mucho tiempo, y más gentiles que israelitas llegaron a
vivir allí (2 R. 15:29). Por esa razón, los judíos en Judá despreciaban
la región de Galilea, y asimismo a Samaria. Por causa de este
estereotipo, los fariseos insistían en que no se levantaría profeta de
Galilea, y despreciaban a Jesús yendo contra la profecía de la Biblia
(Is. 9:1-2).
Jn. 7:52 “Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.”